Hoy realicé un pequeño acto de caridad (que no diré cual para no vanagloriarme) y casi me pongo a llorar mientras la otra persona me agradecía. Más que emocionarme por lo que hice y por el otro, me emocionó (y me emociona) como Dios en su infinito amor puede valerse de un ser tan miserable como yo para actuar sobre otros, el siquiera poder ser contado como instrumento después de tanto...
Quería compartirlo solamente, feliz domingo para todos.